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¿Se sale? Sé limpio

  • Foto del escritor: MundoEco
    MundoEco
  • 7 ene 2020
  • 2 Min. de lectura

Eduardo García //

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Restos de botellas y vasos en un banco en las cercanías del Río Ebro, en las inmediaciones de la discoteca Supernova (Foto: Elaboración propia)

Son muchos, por no decir todos, los fines de semana que cientos e incluso miles de jóvenes se juntan en las inmediaciones de la ribera del Ebro, en Zaragoza, para comenzar una noche de fiesta. A zonas cercanas a las discotecas que después deambulan, con bastante afluencia de gente y donde pueden entablar nuevas amistades, llegan los grupos de amigos con el fin de comenzar la juerga.

Las escaleras del Náutico, el parque Miraflores o las orillas del propio Ebro son los sitios más visitados, atendiendo siempre a qué discoteca se acude después. Cuando van llegando los grupos, todo parece importar: dónde dejar las botellas, tener cuidado con el vaso, meter los plásticos sobrantes en las bolsas o no molestar a los demás. Sin embargo, cuando los jóvenes ya han entrado en calor, se han bebido sus primeros cubatas y queda poco tiempo para poder acceder a la discoteca con la anticipada, ya nada importa: botellas, tanto de plástico como de cristal (que quedan incluso a veces hechas añicos), las bolsas donde se guardaba toda la basura del principio o lo que queda en el vaso. Todo eso se queda ahí y ni uno del grupo de amigos se preocupa de ello.


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Infinidad de vasos de plástico sobre el césped en las orillas de Río Ebro (Foto: Elaboración propia)

Pasadas ya unas pocas horas, sí que hay gente a la que le importa toda esa basura que ha quedado tirada en mitad de las calles. Los vecinos más madrugadores de los barrios afectados son los que tienen que pasear sorteando todos esos cristales que han quedado en el suelo o evitando tropezar con cualquiera de las muchas botellas de plástico que están vacías o incluso medio llenas. Por eso es lógico que los vecinos de los barrios afectados manden sus quejas al Ayuntamiento, el cual defiende que todos los días hay brigadas específicas de limpieza, que a las 7 de la mañana ya han salido a limpiar las calles.

Por eso, es importante concienciar a los más jóvenes de que deben mantener limpias sus calles. No solo por el bien de los vecinos, sino también por el del medio ambiente. ¿Cuántos de esos plásticos acaban, por ejemplo, en las aguas del propio Ebro? En teoría, esta sociedad que viene está muy concienciada con el cambio climático. Sin embargo, no cumplen con las premisas de lo que defienden. Y así es muy complicado detener algo que tan solo acaba de empezar.


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Una papelera a rebosar y restos de basura por el suelo (Foto: Elaboración propia)

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